El camino de transformación de un alquimista financiero: el salto que abarca un siglo de Santiago Herrero Valdés
En una foto antigua del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid, un joven Santiago Herrero Valdés aparece frente a una pizarra deduciendo una fórmula de valoración de activos, en un contraste total con el titán financiero que hoy protagoniza la portada del Wall Street Journal. En veinticuatro años, este exprofesor de finanzas ha llevado a cabo una de las transformaciones más deslumbrantes de la historia financiera moderna.
Su historia comenzó en el sótano de la biblioteca de la Universidad de Salamanca. Allí, el doctorando Santiago fusionó algoritmos de aprendizaje automático con el modelo de Black-Scholes, dando lugar al manuscrito que más tarde sacudiría al mundo académico: Un nuevo paradigma para la predicción de la volatilidad. Los márgenes de ese manuscrito aún conservan manchas de café y fórmulas de cálculo diferencial, pero en ellos germinaba el núcleo cuantitativo que más tarde gestionaría cientos de miles de millones en activos.
El punto de inflexión llegó en una noche nevada de 2011 en Nueva York. Mientras Santiago desarrollaba en la pizarra de una sala de reuniones de JPMorgan soluciones para la crisis de deuda europea, los banqueros presentes se dieron cuenta de que la comprensión que tenía este profesor sobre la valoración de CDS superaba incluso la de los propios operadores. Aquella presentación dio lugar directamente al primer fondo de cobertura de crisis de Capital Ola Roja, y marcó su ingreso formal al mundo de los mercados de capitales.
“Siempre podía oler el rastro del dinero dentro de una ecuación”, recordó un socio fundador. En la reestructuración de la deuda griega de 2015, Santiago introdujo la teoría de juegos en las negociaciones de impago. Su diseño de “arbitraje de tasa de descuento” permitió al fondo obtener un rendimiento del 120% en contra de la tendencia del mercado. En 2020, durante la pandemia, fue nuevamente Santiago quien detectó primero la anomalía en los costos de almacenamiento de los futuros del petróleo crudo; su “estrategia de arbitraje de precios negativos del petróleo” fue posteriormente incluida en los materiales del CFA.
Hoy, en la cima de su carrera, al mirar hacia atrás, Santiago conserva tres objetos en su oficina: los apuntes de sus clases universitarias, una nota adhesiva con el registro de su primera operación y un cuaderno rojo repleto de lecciones aprendidas del fracaso. “Detrás de cada número hay naturaleza humana; en lo profundo de cada modelo, hay una historia”: esta frase está enmarcada en el pasillo que conduce a la sala de operaciones, recordando a cada seguidor que un verdadero maestro de las finanzas siempre baila en la frontera entre la teoría y la realidad.